Una receta muy especial, económica y deliciosa.
MI PEQUEÑA HISTORIA
“En la sencillez está la perfección”
Otra de las recetas que recuerdo de toda la vida en casa de mis padres, mi madre la bordaba. Por el nombre y el ingrediente principal se podría esperar un rechazo frontal por parte de la gente menuda, pero si no se les informa de los ingredientes les encanta y cuando se enteran, ya es tarde para decir que no les gusta la cebolla.
La receta original lleva la cebolla muy picadita, pero el truco para que no les resulte difícil de tomar a los peques es pasarla con la batidora, así no se encuentran tropiezos y la devoran.
Es un plato delicioso, rápido de hacer y además barato, ¿se puede decir más? Sí, que es una receta agradecida, ya que con unos ingredientes muy humildes como una cebolla y un poco de pan atrasado se obtiene un plato de diez.
Como dijo Leonardo da Vinci “la simplicidad es la máxima sofisticación”.
INGREDIENTES
Para cuatro personas
1 cebolla de unos 300 gr
3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
40 gr de harina
1,5 litros de agua o caldo de pollo
Si se usa agua 3 pastillas de caldo
30 gr de mantequilla
4 rebanadas de pan grandes u 8 pequeñas
Queso rallado
· Sal y pimienta
ELABORACIÓN
Se corta la cebolla en trocitos, no hace falta que sean muy pequeños, tipo tacos, y se salpimenta.
En una cazuela se vierten las tres cucharadas de aceite de oliva virgen extra y se rehoga la cebolla hasta que esté transparente a fuego medio.
Cuando la cebolla esté lista, se vierte la harina y se deja freír unos instantes, con cuidado de que no se queme, se puede pasar a fuego bajo.
En el momento que la harina está lista se añade el caldo si se dispone de él, la mejor versión, o el agua con los cubitos de caldo concentrado, la versión más rápida pero igualmente rica.
Se vuelve a fuego medio y cuando empiece a hervir se espuma dejando cocer la sopa unos 15 minutos.
Pasado el tiempo de cocción, se retira del fuego y se pasa la mezcla por la batidora hasta que no queden trozos de cebolla, se hace muy rápido.
Por otro lado, mientras cuece la sopa, se corta el pan en rebanadas, si son grandes una por comensal, si son pequeñas dos y se tuestan, se puede utilizar un tostador o una sartén dependiendo del gusto de cada uno.
Se colocan las rebanadas de pan tostado en cazuelitas o cuencos individuales, se podría hacer en un único recipiente, pero queda más presentable en versión individual y se tiene preparado.
En un cazo pequeño se funde la mantequilla
Una vez que la sopa ha cocido se vierten raciones en cada cuenco, encima del pan tostado.
En cada cuenco, sobre el pan, que flotará en la sopa, se vierte un poco de la mantequilla fundida y se espolvorea con queso rallado.
Se introducen los cuencos en el horno hasta que el queso esté dorado, momento en el que se saca ya lista para llevar a la mesa.
Solo queda esperar un poquito a que se temple y a recrearse en la suerte.
Por la experiencia en casa, yo aconsejo hacer un par de cuencos de más, porque siempre hay alguien que repite.
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