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MI PEQUEÑA HISTORIA
Si alguien le pregunta a mi marido de dónde es él, rápidamente, responde de “Pradoluengo”, aunque en realidad nació en Burgos, pero una buena relación de recuerdos de infancia y juventud están ligados al pueblo de su familia.
Pradoluengo es una villa netamente industrial, "el pueblo del calcetín", donde la agricultura y la ganadería son tan solo testimoniales, pero que posee unos precisos montes, con una gran riqueza forestal (madera, caza, setas....) y paisajística; seguramente esto le empujo a estudiar Ingeniería de Montes.
Varias veces, en la época de otoño, hemos ido a esos pinares a recoger setas, yo no entiendo casi nada, pero el níscalo, o nícalo como dicen por allí, es fácil de distinguir y si el año es bueno, muy divertido para recolectar ya que en un paseo puedes conseguir una buena cesta.
La receta que presento me la ha dado mi suegra Amparo, es la forma de cocinarlos que ha sido tradicional en su familia, tremendamente sencilla, pero con un resultado maravilloso y que generalmente toman a modo de entrante.
INGREDIENTES
Para cuatro personas
½ kg de níscalos
1 cebolla
1 tomate mediano maduro
1 pimiento verde tipo italiano
¼ de pimiento rojo morrón
2 dientes de ajo
½ cucharadita de pimentón
1 guindilla
4 cucharadas de aceite
Sal
ELABORACIÓN
Limpiar bien los níscalos con un trapo o una brocha, no pueden quedar restos de acículas de los pinos ni tierra; a veces la suciedad está muy pegada al sombrero de los níscalos y será inevitable utilizar el paño mojado, pero es interesante evitarlo, si los níscalos son comprados suelen venir ya bastante limpios y el trabajo es más sencillo.
Una vez limpios cortarlos en trozos de un tamaño medio-grande, ya que luego disminuye su tamaño, y reservamos.
Cortar la cebolla, la guindilla y los pimientos en trozos pequeños, rallar el tomate y reservar.
En una sartén, poner el aceite y calentar a fuego medio, cuando el aceite esté caliente, antes de que eche humo, se añaden las verduras y los níscalos y se sala.
Se sube un poco el fuego, media-alto, para que las verduras y las setas suelten el agua, cuando se observa que han dejado de dar el agua se baja un poco el fuego y se deja que cocine poco a poco.
Laminar los ajos.
Cuando se haya evaporado más o menos la mitad del agua del guiso, habrán pasado unos 10 minutos, es el momento de añadir los ajos y el pimentón, removiendo bien la mezcla para que todo se integre.
Dejar cocinar por espacio de otros 10 minutos hasta que quede poco líquido en la sartén, pero que el guiso no quede seco, algo de salsa debe quedar.
El plato estará listo para servirlo y llevarlo a la mesa, solo el olor ya alimenta.
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