Un plato sabroso y que les encanta todos

MI PEQUEÑA HISTORIA
Este es un plato fácil, barato y rápido, sobre todo si compras las costillas ya adobadas.
Si compras el costillar natural podéis aliñarlas vosotr@s mim@s con pimentón, de la vera por supuesto, hierbas provenzales u otros adobos. En este caso saláis las costillas, el cerdo es un poco sosito, las untáis de aceite de oliva virgen, le espolvoreáis las especias y les aplicáis un buen masaje. Si se deja el costillar descansar un día en el frigorífico el sabor mejora sensiblemente.
En casa este plato les encanta a todos y puede ser un buen plato único o para acompañar con una ensalada. Yo habitualmente lo preparo los fines de semana. Nuestros sábados suelen ser un poco caóticos, mis cuatro hijos juegan al waterpolo, generalmente cada uno a una hora diferente, así que según llegan a casa van comiendo ya que si las dejas en el horno se mantienen fenomenal.
INGREDIENTES:

Para cuatro personas
1 costillar de cerdo
4 patatas medianas
1 cebolla
1 vaso de vino blanco
1 vaso de agua
Aceite de oliva virgen
Sal
Pimienta
ELABORACIÓN
Se pelan las patatas y se cortan en rodajas de unos 4 mm de grosor y se corta la cebolla en juliana un poco gordita.
Se engrasa una fuente de horno con un chorrito de aceite de oliva virgen, se cubre la fuente con las patatas y la cebolla se salpimenta y se pone el costillar encima.
Luego se echa el vaso de vino y de agua.

Se mete la bandeja en el horno a 200º, con calor arriba y abajo pero sin ventilador, durante 75 minutos, siempre controlando que la bandeja tenga un poco de líquido. Cuando estén blanditas las costillas ya están listas para comer.

¿A que tienen una pinta deliciosa?
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